Paseando por aquello que fue mi escuela, veo a parte de esa gente que me
educó (o intentó educarme) cuando sólo era un puto niñato.
Caras más
arrugadas, aunque no todas estaban allá; por suerte o por desgracia,
caminando entre ellos, como si fuera un fantasma, veía cómo hablaban de
mí antes de ser la sombra que ahora soy, como si en algún momento
hubiese sido un triunfador .
Hablaban de lo inteligente y de lo vago
que era, que si podía haber llegado ser mucho más, que si ciertas
cositas me perdieron… yo me preguntaba qué coño pintaba ahí y porqué me
encontraba en ese lugar (el cual hacía años que no visitaba), visitando
todas las aulas: desde el comedor hasta la sala de informática,
intentando encontrar una explicación, aunque lo único que encontraba
eran residuos de lo que un día fue también, y recuerdos haciéndose
presentes ante mis ojos: compañeros de clase, penas, alegrías, burradas…
todo era extraño, aunque me tranquilizaba el ver que todo me resultaba
familiar.
Todo ello estaba secuenciado, como si fueran muñecas rusas:
abres una y encuentras otra. De repente el colegio empezó a ser como
aspirado y yo me quedé en un fondo negro, inerte, en la perdición y en
la más absoluta negrura, que es donde pienso estar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario