martes, 17 de abril de 2018

BUSCANDO UNA RESPUESTA








El viento susurra la ira del cielo. La débil llama del cirio es la única que ilumina este tétrico castillo. Con el paraguas sobre mi cabeza haciendo de sombrilla contra la luz traicionera, estoy mirando el piso. Cautas son las huellas dejadas ante mí. La escalera de caracol bajo mis ojos y pies parece infinita, como el cosmos bailando como serpiente a la melodía de la flauta del faquir.
Se muestra como el gran paso a dar entre habitar estas paredes o salir de ellas. Barandillas, escaleras, techo y demás arquitectura tan antigua que ni los espectros que habitan la torre recuerdan cuánto. Él bucle negro visto desde arriba da la impresión de que cuando me enganche y trague, quedaré atrapado en esta extraña dimensión, donde no siento frío ni calor; ni es paraíso ni inframundo. Cautivo en un reino tan desconocido y remoto para mí, los sentimientos de hastío, tedio, miedo y pavor van apoderándose de mi cuerpo y mente sin dejar ambos avanzar.
Intento por todos los medios tranquilizarme, para que la inseguridad no domine, así que me siento sobre el frío escalón. Respiro hondo, y poco a poco voy pensando con calma el motivo de mi encierro en esta inhóspita torre, y formas de afrontar el problema.
Tras más de 12 horas meditando, mi conclusión es que supongo que he muerto, aunque tan repentinamente que no recuerdo la causa. Con el paso de las horas en el reloj, fui notando cambios en el cuerpo, convirtiéndose, a paso lento, más inocuo. Los seres de los cuales sentía presencia se materializan ante mis ojos, abriendo así la puerta hacia dimensiones que cualquier ser vivo. Por mucha teoría y empeño, jamás conocerá hasta que se le apague la llama de la vida que tarde o temprano sólo en ceniza quedará, nunca tuve una firme creencia sobre donde iría al dejar de existir, sólo se cómo voy viendo al experimentarlo. Es una una sensación tan nueva y extraña que sólo se puede explicar al perecer, no hay palabras ni imágenes para expresarlo, tu ser sólo estará preparado cuando llegue tu hora, entonces pasarán tantas que no volverás para contarlo, y aceptarás al final que es mejor así, de hecho, eso mismo hago.
Contemplando el cuadro de la pared, raro, el dibujo de algo que parece ser un emblema dibujado con cera verde, tenía aspecto como de demonio o monstruo, sombrero del siglo XVI de ala muy ancha la parte la cara, de ojos a mofletes estaba pintada de negro, el resto blanco, así como los ojos que daban la sensación de albergar poder, la cabeza parecía de cabra, sobre los hombros salían como unos brazos finos y largos, como de insecto. La parte del busto en los huesos, y estos con formas abstractas recorridas por serpientes en todas direcciones, abundando en sus cuatro brazos donde son sostenidas a puñados. Encima de este dibujo una firma ilegible morada, como de grafiti, tapaba parte del cuadro indicando que el lugar era algo más de lo que aparentaba… había salida aunque no tod@s lo lograban, una especie de calabozo, quizá eso llamado purgatorio, donde acababan las almas que tipos de otras tierras de la zona muerta no querían o no encontraban su destino acababan ahí, encerrados en un ambiente como témpano, sin saber dónde avanzar ni pertenecer el resto de su existencia entre almas hacinadas vagando de forma autómata.
Aun así la firma que profana el diseño demuestra que hay salida, aunque sólo algo o alguien lo consiguió, esa firma debió dejarla para informarlo a otr@s que acabaran aquí, sólo era ver más allá de la opresión que sudaba el lugar, el modo de escapar, debe planearse por cuenta propia y ante todo estar convencido de abandonar el sitio, tan estéril que carecía de vigilancia, bastaba con su atmósfera para ni plantearlo, y con mi noción del tiempo que arrastro aquí más que perdida en momentos de lucidez y razón noto puntos débiles no perceptibles por cualquiera manifestándose en estas situaciones y estando atento al más mínimo detalle.
Al captarlos fui estudiando y barajando opciones, creo tener la óptima, sin embargo, una pequeña parte de mí, que arrastra inseguridad y temor me dice que no estoy tan mal aquí y rechace a huir, haciendo la duda brotar, añadida al problema de la causa de muerte desconocida regando así las confusiones.
Deberé decidir pronto si dejar que la naturaleza siga su curso o coger éste por los cuernos y ser su dueño.

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 Agradecimientos e ilustración: Lina Piñera,​  por compartir conmigo su amor y su arte,haciendo que de este dibujo el siguiente relato fuera posible

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