El viento
susurra la ira del cielo. La débil llama del cirio es la única que ilumina este
tétrico castillo. Con el paraguas sobre mi cabeza haciendo de sombrilla contra
la luz traicionera, estoy mirando el piso. Cautas son las huellas dejadas ante mí.
La escalera de caracol bajo mis ojos y pies parece infinita, como el cosmos
bailando como serpiente a la melodía de la flauta del faquir.
Se muestra
como el gran paso a dar entre habitar estas paredes o salir de ellas. Barandillas,
escaleras, techo y demás arquitectura tan antigua que ni los espectros que
habitan la torre recuerdan cuánto. Él bucle negro visto desde arriba da la impresión
de que cuando me enganche y trague, quedaré atrapado en esta extraña dimensión,
donde no siento frío ni calor; ni es paraíso ni inframundo. Cautivo en un reino
tan desconocido y remoto para mí, los sentimientos de hastío, tedio, miedo y
pavor van apoderándose de mi cuerpo y mente sin dejar ambos avanzar.
Intento por
todos los medios tranquilizarme, para que la inseguridad no domine, así que me
siento sobre el frío escalón. Respiro hondo, y poco a poco voy pensando con
calma el motivo de mi encierro en esta inhóspita torre, y formas de afrontar el
problema.
Tras más de
12 horas meditando, mi conclusión es que supongo que he muerto, aunque tan
repentinamente que no recuerdo la causa. Con el paso de las horas en el reloj,
fui notando cambios en el cuerpo, convirtiéndose, a paso lento, más inocuo. Los
seres de los cuales sentía presencia se materializan ante mis ojos, abriendo
así la puerta hacia dimensiones que cualquier ser vivo. Por mucha teoría y
empeño, jamás conocerá hasta que se le apague la llama de la vida que tarde o
temprano sólo en ceniza quedará, nunca tuve una firme creencia sobre donde iría
al dejar de existir, sólo se cómo voy viendo al experimentarlo. Es una una
sensación tan nueva y extraña que sólo se puede explicar al perecer, no hay
palabras ni imágenes para expresarlo, tu ser sólo estará preparado cuando
llegue tu hora, entonces pasarán tantas que no volverás para contarlo, y
aceptarás al final que es mejor así, de hecho, eso mismo hago.
Contemplando
el cuadro de la pared, raro, el dibujo de algo que parece ser un emblema
dibujado con cera verde, tenía aspecto como de demonio o monstruo, sombrero del
siglo XVI de ala muy ancha la parte la cara, de ojos a mofletes estaba pintada
de negro, el resto blanco, así como los ojos que daban la sensación de albergar
poder, la cabeza parecía de cabra, sobre los hombros salían como unos brazos
finos y largos, como de insecto. La parte del busto en los huesos, y estos con
formas abstractas recorridas por serpientes en todas direcciones, abundando en
sus cuatro brazos donde son sostenidas a puñados. Encima de este dibujo una
firma ilegible morada, como de grafiti, tapaba parte del cuadro indicando que
el lugar era algo más de lo que aparentaba… había salida aunque no tod@s lo lograban,
una especie de calabozo, quizá eso llamado purgatorio, donde acababan las almas
que tipos de otras tierras de la zona muerta no querían o no encontraban su
destino acababan ahí, encerrados en un ambiente como témpano, sin saber dónde
avanzar ni pertenecer el resto de su existencia entre almas hacinadas vagando
de forma autómata.
Aun así la
firma que profana el diseño demuestra que hay salida, aunque sólo algo o
alguien lo consiguió, esa firma debió dejarla para informarlo a otr@s que
acabaran aquí, sólo era ver más allá de la opresión que sudaba el lugar, el
modo de escapar, debe planearse por cuenta propia y ante todo estar convencido
de abandonar el sitio, tan estéril que carecía de vigilancia, bastaba con su
atmósfera para ni plantearlo, y con mi noción del tiempo que arrastro aquí más
que perdida en momentos de lucidez y razón noto puntos débiles no perceptibles
por cualquiera manifestándose en estas situaciones y estando atento al más
mínimo detalle.
Al
captarlos fui estudiando y barajando opciones, creo tener la óptima, sin embargo,
una pequeña parte de mí, que arrastra inseguridad y temor me dice que no estoy
tan mal aquí y rechace a huir, haciendo la duda brotar, añadida al problema de
la causa de muerte desconocida regando así las confusiones.
Deberé decidir
pronto si dejar que la naturaleza siga su curso o coger éste por los cuernos y
ser su dueño.__________________________________________________________________________________
Agradecimientos e ilustración: Lina Piñera, por compartir conmigo su amor y su arte,haciendo que de este dibujo el siguiente relato fuera posible
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