Ladran, luego cabalgamos, repiten, luego regurgitamos, boca abajo cual murciélago colgado del álamo; oyendo de la nada la voz sin amo, el hijo sin amor, sintiendo aquellas caricias con sabor a rencor… y perdona si me duermo en tu colchón, cosa rara, será que ha llegado la hora de la purificación. La arcilla es moldeable y no necesita cocción, recuerda que si no te gusta, tienes más en el mostrador...
Att:
Tu patético admirador
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