Que alboroto y que alegría, parece que haya aparecido la tía que nunca tuve en Almería, que tiene de tía lo que yo de policía, haciendo que se acabe la monotonía y convirtiendo simples gritos en polifonías aunque sin caer en la melodía, pues no somos del coro de la eucaristía míralo y ven, ya que todos mis viajes o casi, los hago desde el andén.
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