L@s Rivales De La Luz/Lo Que Asombra Y Aplasta /Doctrina De La Lírica Corrosiva/Letanías Al Vacío/ Textos por Javi Ero
martes, 12 de marzo de 2013
La Sonrisa de los Tristes
Empiezo a recuperar el conocimiento,estoy tumbado apoyado en la pared,parece que me hayan exprimido el cerebro y lo estén restregando como si fuera un estropajo y que me haya pasado por la espalda un toro,definitivamente algo va mal,lo noto en la cara de la gente que tengo alrededor,con la cara pálida,como asustados.
A los pocos minutos llega la ambulancia y me dicen que vaya con ellos,me ayudan a levantarme,me tumbo en la camilla,me ponen los goteros y vamos camino al hospital.
Fueron mil las preguntas que me rondaron por la cabeza tumbado,mirando el techo,pensando porque me ocurría esto,y machacándome la cabeza como lo hacen los que les pasan estas cosas así de repente.
Al llegar al hospital,me llevaron a una especie de recibidor donde me preguntaron que había pasado,ahí se lo explique como pude y me llevaron a la sala de espera,donde siempre se hace eterna...
Al cabo de media hora o tres cuartos me llevaron a una sala donde empezaron a hacerme esas preguntas que hacen los médicos y tras todo el papeleo,llegó la enfermera y saco muestras de sangre y me dió un bote para que meara.
Tras todo eso me dijeron que iba a estar en observación y me llevaron a una sala supergrande con otros que estaban igual o peor que yo,me puse esa bata de mierda,me tumbé e intenté dormir.
Estuve un rato con la comedura de coco,y aguantando ese olor tan característico de los hospitales hasta que,finalmente y por la mierda que tenía puesta en los goteros,consegui dormir.
Desperté y vi como mis colegas me daban los buenos días y los auxiliares venían a traerme el desayuno:Un bol con leche,una manzana,un par de galletas y un sobre con polvos de avena instantáneos.
Abri el sobre,eché los polvos en la leché,removi la cuchara y eché las dos galletas,llevaba desde el día anterior sin comer y me lo bebí en menos de un minuto para después morder la manzana y comérmela como si fuera la primera vez en la vida que lo hacía.
Me sentó bastante bien y además,sería lo mejor que me llevara del hospital,ya que la comida que se hace aquí,no la servirían ni en un catering,aunque eso viene después,en fin que nos desviamos,me puse a leer un cómic que me trajeron para entretenerme,porque no había tele y tampoco estaba para muchos trotes en ese momento,mientras leía vinieron los celadores y me llevaron a hacerme un electroencefalograma.
Allí tras firmar unos documentos aceptando que te grabaran,me pusieron en la cabeza una especie de parches,y luego en ellos iban inyectando una especie de líquido que parecía lefa de caballo,una puta asquerosidad,tras ellos,pasaron por estos los cables de la máquina,para que al instante empezara la luz de la lámpara a parpadear,y el matasanos desde el cristal,diciendo que respirara hondo y otras rutinas que no recuerdo.
Después de todo me volvieron a llevar a la sala de observación,pero como estaba hasta los huevos de que me observaran,me escaquee y me fui fuera a que me diera el aire.
Allá tras dar la vuelta e iluminarme un poquito las ideas me senté en un banco con un viejo que estaba fumándose un cigarro,al cual le pedi uno y me lo enchufé,era negro y sabía a rayos,pero en fin,menos es nada.
Me presenté con amabilidad y hablamos del motivo por el cual estábamos aquí,él me contaba cosas de su vida,de como llegó a esta tierra buscando trabajo,lo que había tenido que sudar,su vida y además sis milagros,contados con una lucidez extrema,de esta que te deja sin palabras,yo a mi vez le conté como había llegado hasta aquí,lo que hacía con mi vida(que no era mucho),mis miedos y mis pasiones.
Fueron dos horas que pasaron como el vaho,y en la cual aprendi muchísimo y quedé satisfecho al hablar con él,ya que con casi nadie lo hago,como vimos que iba oscureciendo y que habíamos estado de palique más de la cuenta,fuimos cada uno a su respectiva habitación,nos deseamos mejoría mutuamente,y nos dimos un abrazo de los sinceros,que no son de esos de las palmaditas en la espalda,me preguntaba si volvería a verlo,aunque estaba seguro de que no.
Al llegar a la sala me cayó un puro de cojones por haber salido sin permiso y me dijeron que podía ir a casa y que volviera cuando tuvier la cita,me cambié sali de allá,no sin antes volver a despedirme del viejo(soy así de simpático,que se le va a hacer), y de camino a casa me comía el coco como supongo que lo hacen todos los enfermos a los que le dan el alta.
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