domingo, 10 de noviembre de 2019

LEJOS DEL SOL (LA SOMBRA DEL GIGANTE)



Aire que hiela, nubes negras de carbón y gas letal, cuervos arrancando de las cuencas de los cráneos los ojos putrefactos; la tierra se tambalea, y ruge como un león hambriento, alzando la vista hasta donde alcanza el sol. Se aprecia el gigante, que lo tapa con su sombra, al compás de sus pasos devastadores; los pájaros carroñeros huyen al cruzarse con sus ojos: saben muy bien que de enfrentarse a él, no llegarán a mañana.
Mientras Caronte navega con su barca por el río del que fluye veneno corrosivo, el cual el coloso cruza impasible sin observar; provocando que el agua se levante y salpique en la orilla y alrededores, dejándolas corroídas, aunque él permanezca intacto.
De repente, una melodía monótona, en La menor, tocada a piano, se escucha al ritmo de la tormenta y el viento. El coloso avanza sin piedad, destruyendo por donde chafa aún más, haciendo que del piso jamás vuelva a brotar nada.
Llega a una especie de duna, donde había una chica sentada al piano, tocando una y otra vez la misma melodía, la misma intensidad, el mismo tempo, el mismo timbre, el mismo tono, y la misma duración.
El titán, que deambula, se para a escuchar, grita y grita, pero la chica no deja de tocar, pues si no toca a su manera, no lo hará nunca más; así sea el apocalipsis final.
De los enormes ojos del gigante empezó a emanar una cascada de lágrimas, con destino a las grietas de la tierra. Hipnotizado por efecto de la música, y cansado de caminar sin rumbo, decidió quedarse allí.

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