El tormento y la nostalgia empapan hoy como gotas de lluvia en este mundo lúgubre; comienza la marcha fúnebre, y yo levanto mi capucha dejándome llevar por la tenebrosa corriente. Guardo un minuto de silencio por la felicidad y la bondad humana, hoy no hay tratos, sólo oscuridad.
Gigantescos pasos por tierras baldías y páramos del camposanto, secretos longevos y perversos que ocultan lápidas y cruces, lágrimas de tristeza - aunque también de angustia-, dolor, desesperación rabia e impotencia en estado puro. Si esto es lo que debo vivir, simplemente déjame aquí.
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